Las consecuencias de la resurrección de Cristo son gloriosas
para nosotros, porque ella es garantía de nuestra resurrección. El hecho de que
Cristo resucitó nos garantiza recibir la herencia bendita de la vida divina por
medio de él. No se trata de la prueba de que existe un poder que puede
resucitar a los muertos, no es eso, se trata de que el Cristo resucitado ahora
nos engendra al modo divino y eso es la garantía de que pasamos de ser hijo de
Adán a ser hijo de Dios. La resurrección es alcanzable por la derrota del
pecado, porque la muerte es la paga del pecado. Nosotros tenemos la posibilidad
de vivir para siempre.
La resurrección no es una manifestación milagrosa para
mostrar que la obra de Cristo había sido aceptada. La resurrección es necesaria
para otorgar vida a los creyentes. El Cristo resucitado engendra al modo divino
a los creyentes y así garantiza la nueva vida y la resurrección de los muertos.
La resurrección de Jesús es la primera. «La primicia» quiere
decir el primero en orden del tiempo. El primer fruto, de modo que eso asegura
que se recogerán más frutos.
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